Cada español consume al año alrededor de 7,66 kilos de queso al año. Una cifra que supone una tendencia al alza en este mercado, según revela el último Informe del Consumo de Alimentación en España del Ministerio de Agricultura (2017). Y, aunque son los países nórdicos los más conocidos por tener un alto consumo de productos lácteos, nuestro país siempre ha estado en los primeros puestos del ranking en este mercado.
Más allá de que la dieta mediterránea siempre incluyera los quesos frescos como parte de los productos habituales, la clave de estas buenas cifras se encuentra principalmente en la capacidad de adaptación de las marcas productoras a la evolución demográfica de los hogares españoles.
Tras varios años de estancamiento, el mercado de los quesos ha vuelto a conseguir la confianza de los consumidores gracias a los beneficios que este producto aporta a la salud. Se trata de alimentos 100% naturales, listos para consumir en cualquier momento y vinculados a la tradición.
Más consumidores, pero de porciones reducidas
Pero los españoles ya no viven en familias numerosas y casas grandes, donde un queso entero se consume sin apenas necesidad de envase de conservación. En los últimos años se han multiplicado la cantidad de personas que viven solas o en pareja y esto ha modificado la forma en la que se deben envasar y conservar los quesos.
El estudio del Ministerio de Agricultura revela que siguen siendo los quesos frescos los preferidos por los españoles, con un 27% del mercado, seguido de los quesos curados, que ocupa el 23%. Para poder mantener el queso fresco con sus máximas propiedades y frescura, los envases flexibles y los avances tecnológicos ofrecen hoy soluciones a medida para las empresas productoras de quesos.
Adaptar el envase al consumidor: la clave del éxito
Soluciones como los envases resellables, permiten que los productos se mantengan frescos durante más tiempo, adaptándose así a los hábitos de consumo de los hogares unipersonales o de pareja.
Pensando en este gran grupo de consumidores, las empresas de quesos han desarrollado porciones individuales o reducidas y formatos ‘on the go’ para consumir como snack en cualquier momento.
Los envases ergonómicos mejoran la experiencia de uso del consumidor, y las novedosas técnicas de impresión hacen que el packaging y la presentación de marca se diferencien hasta conseguir que cada producto sea único.
Otra propuesta que también aflora cada vez más en los lineales del supermercado es el de surtidos, en el que se conjugan varios tipos de quesos en un mismo envase al vacío. Además de estar pensados para un mercado de consumo unitario, esta propuesta es ideal para las cenas con amigos o como entrante en la celebración de un evento.
Un envase para cada tipo de queso
Dentro de los envases para queso existe un tipo de solución para cada formato de presentación de este mercado. Por ejemplo, los envases para loncheados necesitan de unas láminas entre loncha y loncha para facilitar su extracción. Pero si hablamos de queso para pastas, la prioridad de los envases de queso rallado es que conserven la atmósfera protectora el máximo de tiempo posible.
Para las empresas que operan en estos mercados, SP GROUP ha desarrollado las estructuras OPA PE y PET RCLOSING PE. Dos materiales que permiten una mayor conservación del producto y una durabilidad del envase de calidad superior.
El OPA PE consiste en una lámina flexible doble que permite que el queso tenga un grado de respiración apropiado. Este material se puede servir también como bolsa ya preformada, es resistente a la punción
En el caso de PET RCLOSING PE, se trata de lámina flexible triple, de fácil pelado y resellable; muy útil en el caso de los loncheados, ya que tiene también la función de tapa. Además, una vez abierto, vuelve a cerrar un gran número de veces, evitando que el queso pierda cualidades rapidamente. Este envasado es muy útil en el caso de quesos muy olorosos, ya que crea una barrera contra los olores y de estanqueidad.
Aportar valor añadido en la experiencia del usuario
La tendencia actual en el sector del queso es la de convertir el envase en un elemento de mantenimiento óptimo de las cualidades y un reclamo para su comercialización. Un buen diseño de packaging y el uso de envases al vacío que apuesten por la sostenibilidad y la conservación, convierten a un producto como el queso en una experiencia de valor añadido al consumidor.
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