Industria 4.0: digitalizando los procesos productivos en las fábricas

20 septiembre 2019

Si la imprenta o la rueda fueron dos de los hitos que cambiaron la historia de la humanidad, en el último medio siglo los constantes avances tecnológicos hacen que la vida y la propia historia parezcan acelerarse. El big data y la inteligencia artificial son sólo dos de los aspectos de la cuarta revolución industrial que han llegado a la producción industrial para quedarse

Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de industria 4.0 y cómo han afectado estos avances a la fabricación de films flexibles y rígidos? Empecemos mejor por el principio para entender cómo las diferentes etapas de desarrollo técnico han hecho evolucionar al sector.

Las primeras revoluciones industriales sentaron los precedentes de los procesos productivos actuales

El nacimiento de la industria comenzó en las fábricas a finales del siglo XVIII. Ese recuerdo de películas y series de las ciudades inglesas llenas de humo y obreros con la cara de hollín corresponde directamente a ese gran cambio de paradigma mundial. La aparición del acero, el uso del carbón como fuente de energía y la máquina de vapor llevaron a la creación de fábricas, al avance en el conocimiento y de las ciudades al completo.

Quizás esta es de las revoluciones industriales más fácilmente identificables, sin embargo, hasta hoy se han producido otras dos de vital importancia: La Segunda Revolución Industrial, desarrollada a finales del XIX y la Revolución Científico-Tecnológica, que aparece con el desarrollo de los ordenadores y la posibilidad de automatizar procesos.

La aparición y la popularización de los materiales plásticos

En el caso del sector del plástico y el packaging flexible, el material tiene poco más de 100 años de historia, por lo que han sido sobre todo la tercera y cuarta industrialización las que más directamente han influido en su desarrollo. Sin embargo, la creación de procesos y protocolos industriales o los avances técnicos y químicos instaurados con las dos primeras sentaron las bases para el nacimiento del sector.

El primer material plástico se presentó en la Exposición Universal de 1862 en Londres de la mano de Alexander Parkes, responsable de la irrupción del celuloide. Pero fue Leo Hendrik Baekland quien en 1907 encontró la fórmula de un nuevo polímero sintético a partir del alquitrán de hulla, al que llamó baquelita. Dos años después, en 1909, empezaría ya a denominarse a todos estos nuevos materiales como plásticos.

Aunque realmente el plástico no se popularizó hasta después de la I Guerra Mundial, en la que se empezarían a usar los derivados del petróleo. En los años 60, el material ya era accesible para el consumo popular y, una década después, se empezaba a aplicar con uso médico y a la tecnología de alta calidad.

La integración y conexión de los procesos de principio a fin

En la actualidad, avances como la robótica, la inteligencia artificial, el big data o el Internet de las cosas (IoT) son elementos que se aplican desde la industria hasta el uso cotidiano de la tecnología. La pulsera de rendimiento está conectada con el móvil a través de la nube, las fábricas se encuentran a miles de kilómetros de las sedes desde las que se envían la orden de producción, y los supermercados, gracias a la data science, pueden predecir qué tipo de producto venderán más en los días de lluvia.

Estos avances tienen, además, algo en común que resulta definitorio de la industria 4.0: el cloud computing. La computación en la nube permite tener siempre disponible toda la información, ya que esta no se aloja en un equipo, sino en un servicio online escalable y siempre disponible para el almacenamiento y análisis de datos.

big data

En este nuevo paradigma industrial, todas las fases de producción se encuentran digitalizadas de principio a fin, y responden a una metodología basada en la integración de procesos. Es decir, cada fase se encuentra ordenada y automatizada de forma que sea como una rueda bien engrasada y encajada para que la maquinaria funcione a la perfección. Sin embargo, este sistema de ruedas que nos recuerda a la primera revolución industrial ya no utiliza grasa, sino datos.

Los beneficios de la industria 4.0

Siempre que se produce una revolución técnica, la sociedad avanza a todos sus niveles: de conocimiento, culturales, de consumo. En el sector industrial, aporta beneficios directos como los siguientes:

  • Optimización en tiempo real de la producción gracias al análisis y explotación del big data.
  • Conocer al cliente en profundidad, su producto y adelantarnos a las necesidades de su sector.
  • Series de producción más rápidas, cortas y eficaces.
  • Ciclos de diseño, producción y venta más cortos y rentables.
  • Procesos más flexibles y se adaptan más fácilmente a la demanda.

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