Las distintas normativas son claras respecto a la seguridad de los envases flexibles destinados a entrar en contacto con alimentos. No solo respecto a las sustancias autorizadas para su fabricación y posterior comercialización, sino también en lo que se refiere al control del riesgo de inocuidad alimentaria.
Los envases flexibles ofrecen propiedades que ayudan a alargar la vida útil de los alimentos, y en SP Group vamos a mostrar cómo gracias a la innovación en materiales y en los sistemas de envasado, estos también pueden influir positivamente en la reducción de conservantes de alimentos.
Funciones y tipos de conservantes alimentarios
Los conservantes son un aditivo cuyo fin es preservar un alimento por más tiempo evitando su deterioro. Si todos los productos carecieran de ellos sería imposible completar muchos procesos de distribución, pero es cierto que gracias a los nuevos sistemas de envasado y a los envases flexibles, se puede reducir considerablemente la cantidad de conservantes.
Dentro de las dos formas más comunes de conservar alimentos, natural y química, esta última es la que se refiere a la adición de ingredientes a un producto con el fin de conservarlo. Y a su vez la conservación química distingue entre conservantes naturales como la sal, el azúcar o el zumo de limón, y conservantes artificiales, que pueden ser agentes antimicrobianos, antioxidantes y agentes quelantes.
Papel del envase flexible en la reducción de conservantes en los alimentos
Gracias a la continua investigación y desarrollo de nuevos envases flexibles como los ideados en los laboratorios de innovación de SP Group, se obtienen tanto soluciones sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, así como otras que persiguen disminuir el desperdicio alimentario o en el caso que nos ocupa, reducir los conservantes en los alimentos. Pero ¿cuáles son esos sistemas o procesos para conservar productos durante más tiempos de una forma más natural?
Envases flexibles activos
Se trata de envases que por sus propiedades pueden controlar los problemas de deterioro o alteración de la calidad de los alimentos contenidos, por ejemplo regulando la humedad o controlando el proceso de oxidación. Deja de ser así el envase flexible un mero contenedor de alimentos, alargando e incluso mejorando su vida útil en muchos de los casos.
Envasado en atmósfera protectora (MAP)
Se trata de un sistema de envasado que evita la formación de moho y de bacterias, y que permite mantener el color original de determinados productos como por ejemplo los cárnicos. Puede prolongar la vida de los alimentos frescos o mínimamente procesados reduciendo significativamente la cantidad de oxígeno que queda en los envases. ¿Cómo se consigue? Inyectando una rápida mezcla de gases –normalmente nitrógeno y CO2- y retirando el aire del envase.
En SP Group contamos con una amplia gama de envases flexibles perfectos para el envasado en atmósfera modificada, como por ejemplo SOL EFFICIENT, una lámina flexible especial que suelda sobre bandeja de poliéster y que además es eco-eficiente. Es ideal para embutidos, quesos, platos preparados, salsas y líquidos.
Pasteurización
Es otro de los métodos que más se utiliza para preservar la frescura, calidad y seguridad de los alimentos, y que además permite reducir los niveles de conservantes. Gracias a este sistema los alimentos se procesan, se envasan y se tratan a presión, normalmente con agua a temperaturas de refrigeración, conservando en todo momento el color, la textura, el sabor y los nutrientes y vitaminas de los productos. Los fabricantes pueden así no solo reducir los conservantes y aditivos artificiales, sino en muchos casos eliminarlos por completo.
Un buen ejemplo de material flexible apto para pasteurización es PET HB PE, perfecto para salsas, compotas, masas de repostería, aceituna, entre otros.
El sellado, factor clave en la conservación del producto
Pero además de los materiales y sistemas de envasado de los envases flexibles, en la reducción de conservantes en los alimentos también influye el sellado del envase. Y es que repercute tanto en la conservación y preservación de las características organolépticas del producto como el aumento de su vida útil.
Así podemos distinguir entre tres tipos de sellados: sellado en frío, sellado térmico o termosellado, y sellado al vacío. Cuidar este aspecto es fundamental para poder reducir la cantidad de conservantes frenando así agentes que deterioran los alimentos como la luz, la humedad, la temperatura y el oxígeno.
En este sentido cobra especial importancia el hot-tack de un envase, que mide la resistencia del sellado de un envase con el objetivo de encontrar unos parámetros que eviten tanto la rotura del envase como posteriores fugas en su manipulación y transporte.
Si quieres más información sobre los envases flexibles de SP Group que pueden contribuir a reducir los conservantes de tus productos, visita nuestra página web o ponte en contacto con nuestro servicio de Atención al Cliente, ¡seguro que podremos ayudarte en todo lo que necesites!